Dibujos

La arquitectura de César Manrique en croquis

La arquitectura de César Manrique tiene un carácter laberíntico intencionadamente buscado por el artista, que logra guardar la sorpresa espacial de la obra durante todo su recorrido. Este carácter fragmentado de las obras se traduce también en la dificultad por plasmarlas fotográficamente para transmitir una comprensión global de sus espacios.

Para facilitar el análisis de las obras por parte de visitantes y estudiosos, el libro César Manrique, acupuntura territorial en Lanzarote recurre también al dibujo, como elemento ampliamente utilizado para ayudar a comprender y analizar la complejidad en la práctica de la arquitectura. Por esta razón, el libro incluye numerosos dibujos esquemáticos a mano alzada que acompañan las explicaciones de los Centros de Arte.

A continuación se presenta una selección de dichos dibujos:

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Texto sobre el análisis de la arquitectura de César Manrique mediante dibujos, aparecido en la revista EGA

Introducción

El desarrollo de Lanzarote viene frecuentemente asociado a la figura del artista local César Manrique, y en particular a su intervención desde comienzos de los años sesenta y hasta su muerte, en 1992. Manrique fue un visionario, cuya mirada supo anticipar el potencial oculto de la isla. Sin embargo, el hecho de que Manrique desarrollara su obra construida sin un título oficial de arquitecto y dentro de un contexto insular reducido, alejado de los grandes núcleos de población, no ayudó a difundir su obra fuera de ámbitos locales. Hasta la aparición de la investigación aquí analizada —traducida en una tesis doctoral (Scarpa, 2018) y en un posterior libro de divulgación (Scarpa, 2019)— la influencia de Manrique sobre el desarrollo de la isla no había sido objeto de ningún estudio científico completo.

Una primera fase de dicho estudio consistió en presentar en detalle las edificaciones de Manrique —y en particular los siete Centros de Arte en Lanzarote— para proceder a su posterior análisis. El presente artículo se concentra en ese apartado, en cuanto que precisó de una mayor capacidad de análisis y comunicación por medios gráficos.

En paralelo, parte de la investigación consistió en recuperar el testimonio de arquitectos conocedores de la obra de Manrique en Lanzarote de primera mano, resumiendo aquí sus aportaciones y en particular las que conciernen el objeto del presente estudio. La relevancia de dichos testimonios viene avalada por el prestigio de los entrevistados, entre los que se incluyen tres premios Prizker:

  • Frei Otto, quien conoció Lanzarote y sus Centros de Arte acompañado de su amigo César Manrique. Otto definió a Manrique como un “filosofo de la arquitectura”, de quien dijo recuperar una visión del medioambiente. Para Otto, «lo que hizo [Manrique] ha sido importante para el mundo entero», esperando «que su espíritu continúe vivo» (G. Morales, 2012).
  • Jacques Herzog, quien tiene un conocimiento directo del entorno insular y de la intervención de Manrique en Lanzarote. El estudio del arquitecto suizo ha realizado lo que hoy es un importante foco cultural a nivel insular, el Tenerife Espacio de las Artes. Además, Herzog declara «tener una parte canaria», puesto que diseñó una residencia personal que le lleva con frecuencia de vuelta a las islas. Respecto a la intervención de Manrique en Lanzarote, Herzog resaltó el interés de su influencia urbana, propiciando la homogeneización del color blanco en las fachadas y las volumetrías de tamaño reducido (Scarpa, 2014).
  • Álvaro Siza, quien visitó los Centros de Arte de Lanzarote en compañía de su amigo, el escritor José Saramago, junto a miembros de la Fundación César Manrique. En el curso de la entrevista, Siza se concentró en los valores arquitectónicos de la obra de Manrique, que demostró conocer. Para Siza, «César Manrique no era arquitecto, pero practicó arquitectura». A su modo de ver, el artista desarrolló «una obra de múltiples objetivos» cuya capacidad de «crear relaciones esenciales entre las artes, el pensamiento y la arquitectura», entre «lo que es orgánico y lo que es geométrico» sin fronteras rígidas, le da «un interés contemporáneo». Analizando las obras de Manrique, Siza hizo referencia a las secuencias teatrales que acentúan la sorpresa, que dice ser «la substancia de la arquitectura». Este «control del recorrido» sería desarrollado en los Centros de Arte principalmente mediante una variación de «la relación entre el interior y el exterior, con el paisaje (…) [que] después desaparece para aparecer más tarde» (Scarpa, 2015).

Análisis de las obras mediante fotografías

La arquitectura de César Manrique tiene un carácter laberíntico intencionadamente buscado por el artista, que sorprende mediante un diseño que dosifica la experiencia perceptiva, guardando el suspense de la obra y aplazando al máximo su comprensión plena. Esto se traduce en un carácter fragmentado de las obras, que conlleva la dificultad por plasmarlas fotográficamente para facilitar un entendimiento global de sus espacios —como puede constatarse haciendo una búsqueda on-line de imágenes referidas a cualquiera de las obras referidas—.

En cualquier caso, intentando limitar dicho inconveniente, para la publicación del trabajo de investigación y su posterior divulgación se integraron numerosas imágenes realizadas por fotógrafos profesionales especializados en arquitectura. Sin embargo, este recurso no fue suficiente para trasmitir el aspecto global de cada obra, en vez de una impresión de sucesión de elementos dispares sin un hilo conductor coherente.

Pese a todo, cabe señalar que la dificultad de representación fotográfica puede ser considerada un valor, en cuanto que implicaría la necesidad de una experiencia directa de las obras para entenderlas —lo cual Jacques Herzog estima como «la única posibilidad de supervivencia de la arquitectura», siendo «la experiencia directa in-situ el factor más vital» y «la primera prioridad, y el único modo de que la arquitectura pueda competir con otros medios» (Ursprung, 2002) —.

Análisis mediante dibujos

A pesar de lo dicho, y sin querer suplantar una experiencia directa insustituible, la investigación debía recurrir a otros métodos que permitiesen una mayor comprensión de las obras. En este contexto se decidió recurrir al dibujo —entendido como un recurso propio al campo de la arquitectura y comúnmente utilizado con éxito en el ámbito de la práctica profesional— que no había sido aplicado hasta entonces en el análisis de la obra arquitectónica de Manrique, realizado mayoritariamente por historiadores del arte.

Para facilitar la comprensión de las obras, se pensó en integrar documentación planimétrica acompañando las fotografías y explicaciones escritas. Dicha documentación consistiría principalmente en levantamientos recientes —dado que Manrique preconizaba un desarrollo empírico de la arquitectura en obra sin recurrir apenas a elementos gráficos previos, que por consecuencia eran prácticamente inexistentes—. Sin embargo, a pesar del valor que dichos elementos aportaban, su integración no parecía ser determinante para el entendimiento de las obras por parte del público general.

Finalmente, se optó por recurrir a representaciones en perspectiva axonométrica —simple, seccionada o explotada, según la complejidad de cada caso— realizadas a mano alzada, en las que se simplificaron las características geométricas a pequeña escala propias de las formas orgánicas existentes, permitiendo como detallaremos a continuación una comprensión más directa de los espacios.

Justificación del uso de croquis axonométricos y metodología

El dibujo axonométrico responde a las necesidades de la investigación, al tratarse de un sistema de representación que permite la percepción integra del objeto y de sus dimensiones reales. Su utilización se asocia a una objetividad y claridad imprescindibles en el ámbito científico, en contraposición a «los excesos de las perspectivas de los dibujantes de bellas artes» (Scolari, 2007) o a una vista predefinida «domesticada» del objeto (Bois, 1981). En paralelo, el dibujo axonométrico es considerado un medio con gran capacidad comunicativa no sólo en un ámbito especializado, sino también para su difusión de cara al gran público (Cocozza, 2017). 

Todas estas características subrayan la idoneidad de este sistema de representación aplicado al trabajo de investigación, con ejemplos remarcables como los croquis analíticos de Leonardo da Vinci —los cuales ilustran una capacidad de «representar no tanto el objeto en el espacio, si no el mismo espacio del objeto» (Scolari, 1984), en particular adecuación con los objetivos del análisis arquitectónico—.

Respecto a la utilización del croquis a mano alzada para la investigación y su posterior divulgación, podemos recordar como «el croquis, más que cualquier otro dibujo, es capaz de hablar instantáneamente con una lógica singular, porque a través de sus trayectorias la mano imita la idea con omisiones voluntarias. Con unos pocos arañazos el lápiz deposita los rastros de todo lo que se omite» (Scolari, 2007). Esto convierte al croquis en una herramienta ampliamente utilizada en la práctica profesional de la arquitectura, considerándose «un lenguaje distintivo de nuestra profesión, con el que se expresa el pensamiento arquitectónico» y donde se privilegia el apunte al natural en cuanto que «no es una simple percepción estética, [sino que] es una visión comprensiva e integradora» (Gentil y Gámiz, 2017).

Por todo ello, para el análisis de la obra de Manrique se propiciaron croquis axonométricos, realizados in-situ. Estos dibujos fueron realizados a mano alzada, con bolígrafo de tinta negra sobre soporte papel formato A5. Su ejecución partió de la percepción directa de las obras, confrontada a la documentación planimétrica recuperada y a mediciones laser puntuales. Los dibujos incluirían las cotas principales de los espacios analizados, pero sin excederse en una acumulación de información que habría dificultado su lectura. Como es habitual en este tipo de análisis gráfico, el resultado final fue la conclusión de diversas pruebas y ajustes basados en la experiencia crítica personal, adaptándose y mejorándose en las versiones sucesivas necesarias para alcanzar un resultado claro, riguroso y elocuente.

Valoración de los dibujos

La integración de los croquis axonométricos en el análisis fue positivamente valorada por los arquitectos entrevistados. Jacques Herzog insistió en la calidad gráfica de los dibujos y en su capacidad comunicativa. En su opinión, un interés del trabajo pasaba por la elección de la axonometría como medio de expresión gráfico, que permitiría entender las obras de Manrique desde el exterior como una unidad, desvelando así su complejidad laberíntica y mostrando sus espacios enterrados. También, una buena forma de transmitir gráficamente la obra de Manrique pasaría, a su modo de ver, por contraponer imágenes del interior realizadas por fotógrafos profesionales a la visión exterior que presentan los croquis, como acabó haciéndose en la publicación final (Scarpa, 2014).

En la entrevista con Álvaro Siza, los croquis axonométricos dieron pie a prolongar la conversación sobre los espacios de las obras de Manrique, sugiriendo enfoques y sirviendo de apoyo para entrar más en el detalle de algunos elementos. De modo general, Siza valoraría la utilización de croquis, insistiendo en que «el dibujo es una forma de ampliar el pensamiento. Cuando dibujas tienes una más directa forma de pensar» (Scarpa, 2015).

En cuanto al público especializado y su valoración de los croquis axonométricos integrados en la investigación, se puede mencionar la reseña escrita para la presente revista por el profesor Vito Cardone —quien era presidente de la Unione Italiana per il Disegno, en la que «se subraya el inteligente uso del dibujo como instrumento clave del análisis, con croquis a mano alzada muy eficaces» donde «se mide lo que se estudia, cosa hoy muy rara en el campo arquitectónico, donde todo parece desmedido en todos los sentidos y se ha olvidado que “no hay arquitectura sin medida”» (Cardone, 2018).

Por último, en lo que respecta la recepción de los dibujos por parte del público general, su interés ha podido ser analizado gracias a los datos de tráfico que recibe una página web de acceso público asociada a la investigación, y que incluye diversos contenidos referidos a la obra de Manrique en Lanzarote como fotos, textos, material audiovisual y los croquis axonométricos referidos. En ese sentido, el resultado fue concluyente, destacando de modo determinante el flujo de visitas recibido por los croquis axonométricos, tanto por su número absoluto como por el tiempo medio de consulta.

Conclusión

Con todo lo expuesto, queda patente el interés de la utilización de croquis axonométricos en la comunicación y análisis de obras con una complejidad espacial equivalente a las de los Centros de Arte de César Manrique, confrontado a otros medios bidimensionales como la fotografía —y ello tanto para el público especializado profesional y científico, como para el público general—.

Podríamos decir, apostillando la creencia popular de que una imagen vale más que mil palabras, que en el dominio de la arquitectura esa valiosa imagen bien podría ser un croquis axonométrico.